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Afortunado de ser docente

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miércoles, 18 de febrero de 2015

La actitud docente vs. la aptitud docente


Que nuestro sistema educativo no es el finlandés es algo patente. Pero que los docentes españoles no estemos a la altura de los finlandeses, ya no es tan evidente. Estoy convencido de que en nuestro país está lleno de buenos docentes, buenos y también malos docentes. Pero que igualmente ocurre en Finlandia, en Singapur y en China por poner tres ejemplos diferentes.

A mi entender, el origen de todos los males de la educación de este país pasa por un problema de actitud. La actitud del docente. Fuera de clasificaciones y tablas comparativas entre sistemas educativos, docentes, competencias del alumnado, etc. de diferentes países, todas ellas discutibles y en las que no creo excesivamente, estoy hablando de un factor difícil de medir, valorar, cuantificar e incluso de apreciar.

Empecemos hablando de recursos. Eso que cualquier docente usa como pretexto y se le llena la boca al decir la de cosas que haría si tuviese recursos o, mejor, más realistas y coherentes con la situación “actual” (¿cuantos años llevamos así?) la de cosas que no puede hacer por no tener recursos. Sin embargo, para ser un buen docente, para que haya aprendizaje, no es necesario disponer de la última tecnología, o de grandes infraestructuras escolares. La mayoría de las veces, por no decir todas, la educación, el aprendizaje se da, sin necesidad de grandes faustos ni dispendios. Un docente ilusionado puede encontrar el modo de explicar el concepto de reacción química a sus alumnos sin la necesidad de poseer un laboratorio de química que esté a la última, bastará con que ese docente sepa transmitir, motivar e ilusionar a sus alumnos a que ellos mismos lo experimenten, y así, una sencilla reacción como la mezcla de bicarbonato sódico y vinagre servirá para que en manos de los alumnos aprendan dicho concepto en toda su extensión. Muchos son los expertos y pedagogos que nos alertan del peligro de tanta tecnología por encima de la metodología y/o sin contar con ella. Incluso en estos tiempos en los que adquieren especial relevancia las metodologías y teorías emergentes es necesario para que estas funcionen un docente con una ilusionante y motivadora actitud. Podemos llevar a la práctica el trabajo por proyectos, una flipped classroom, trabajar inteligencias múltiples, etc., pero si no le ponemos ganas y pasión en lo que hacemos, nuestros alumnos serán incapaces de absorber, de contagiarse y en definitiva de aprender con estas nuevas y no tan nuevas metodologías. Y que decir de la evaluación, esa práctica docente que se ha visto reducida a un proceso calificador, punitivo, muy alejada de una evaluación hecha con una actitud diferente, una evaluación que sea sumativa, formativa e integradora, que realmente valore el progreso en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Incluso con unas bien definidas rúbricas, unos concienzudos portafolios o unos elaborados diarios de aprendizaje, una correcta evaluación de nuestros alumnos está condicionada a una actitud predispuesta y sugerente del docente. Sin ella, volveremos una y otra vez a caer en el error de suspender indiscriminada y compulsivamente, sin llegar a nuestros alumnos, a valorarlos, a reconocer todo aquello que de bueno, de diferentes, de creativos y de originales tengan. Esa valoración de la diversidad, de todo lo bueno, creativo y original que tienen, que tenemos cada uno de nosotros, hace surgir en este proceso, los sentimientos y las emociones y justamente ese “emotionware” (término acuñado por mi gran amigo Fernando García Páez) tampoco será real, o simplemente no será, sin una actitud abierta, receptiva y generosa del docente.


Y es entonces cuando alguien dirá que el docente no está formado, o que todo esto se arregla con la formación. Pues bien, incluso la formación docente necesita un cambio de actitud, una forma diferente de verla. No podemos formarnos sin interés, sin querer, sin vocación, o buscando simplemente un “cumpli-miento”, un título o diploma justificativo muchas veces de algo que no hemos hecho. No hay mejor formación que aquella que se busca, que se vive y experimenta, aquella que se realiza con pasión, con sentimiento. Esa es la que no se olvida, la que se aplica de forma inmediata en el aula, la que se hace desde una actitud positiva, una actitud directa, que reporta felicidad en aquello que se está haciendo pues se hace desde la convicción, desde el gusto por aprender, por desarrollarse.
Por último, debo reconocer que todo esto no es fácil, que la actitud se puede cambiar, sí, no es algo que nos venga de serie, pero que también es cierto que viene y se va. Por ello, aunque resulte difícil, una actitud docente coherente con nuestra profesión, con nuestra tarea de velar por los ciudadanos del mañana, tiene su mayor logro, cuando se consigue que esta sea para toda la vida, aquella que hace del docente un ser ilusionado, apasionado con todo aquello que hace y que se desvive por lo que hace. Y que no se confunda con la vocación, pues aún sin vocación, esta actitud de la que estoy hablando, es posible.


Otros posibles títulos de este post:    
   
    •    Todo es cuestión de actitud.
    •    Reflexiones actitudinales de un docente.
    •    Actitud docente, sin acritud. 



Este y otros posts con temática educativa, también los puedes encontrar en:

Educar cada semana (El blog de la semana de la educación)

domingo, 6 de mayo de 2012

Como decíamos ayer...


¡Qué la educación necesita un cambio! No seré yo quien lo discuta.
¡Qué los tiempos están cambiando! No es ningún descubrimiento de ahora.

La educación, al igual que la sociedad, es decir, las personas, o la tecnología, etc. están en continuo cambio y es por ello que requieren de una mejora constante, de un cambio continuo y en la figura del profesorado, de una aprendizaje continuo, eso que llamamos aprendizaje permanente o en inglés: Lifelong learning.

También es viejo y redundante el discurso de que no es todo tecnología, que la tecnología no tiene ningún sentido si no se hace un buen uso de ella, un uso con cambio metodológico incluido. Yo mismo en más de un post anterior de este blog he hablado de ello.

Sin embargo y a pesar de que como digo, este discurso empieza a ser cansino y demasiado socorrido en determinados círculos, siguen habiendo compañeros, profesores y profesoras, maestros y maestras, que o bien siguen sin enterarse o querer enterarse de que existe la tecnología y es una buena herramienta si se saca un buen partido de ella, o bien no hacen un buen uso de la tecnología en el aula, hacen un uso injusto de ésta, injusto con la tecnología, pero sobre todo y más importante, injusto con sus alumnos que son quien lo sufren.

Es curioso que en las habidas y por haber convocatorias de Encuentros, Jornadas, Congresos o Saraos varios de este curso escolar, uno se percata que es como si nos hubiésemos puesto de acuerdo todos en un mismo lema. Miradlo si no, para muestra un botón:

ExperTIC-ticemur2012: Los retos de la competencia digital: el cambio metodológico.



Novadors12: Innovant: Canvi metodològic i TIC



Lo más triste de todo esto es que no es algo de este año, ni de estos últimos diez años, si rebuscamos un poco desde cuando se está pidiendo un cambio metodológico en la educación, nos daremos cuenta que es desde…, uff, ni te cuento.

Y siempre habrá quien lamente que claro, en este tipo de saraos que menciono, siempre somos los mismos, las mismas caras, las mismas personas, los mismos amiguetes de turno. Cosa no del todo cierta pues siempre hay alguien joven o no tan joven converso que de buen agrado asiste, repite y hasta contagia a más gente a probar de esto. Cierto es también que en estos saraos tampoco están todos los que son. Hay muchos compañeros por ahí (los invisibles del lema del EABE12: Haz visible lo invisible) que trabajan muy bien, que hacen cosas interesantes, innovadoras, esas llamadas buenas prácticas, esos modelos o ejemplos a seguir o cuan menos a imitar; aquellos que bien por desconocimiento, porqué van a su rollo o porque pasan o no les van este tipo de eventos, muchas veces nos quedamos sin conocerlos, sin saber de ellos.

Y no es menos cierto que el profesorado que utilizamos las TIC con causa, o mejor, con conocimiento de causa y con sentido, podemos contarnos sin temor a perdernos en las cuentas, con los dedos de una mano, es decir, estamos hablando de un pequeño porcentaje (un 5%, un 10% a lo sumo) de profesorado frente a toda la comunidad docente. Cosa que también más de una vez he dicho por aquí.

Por todo ello, iniciativas populares como Purposed.es, kfe innovación, etc. o privadas como las que promueve la Fundación Telefónica (Movimiento E3, Premio Internacional Educared, etc.) y otras empresas en pro de la mejora de la Educación, son de alabar. Todo y que tienen sus logros, grandes logros en muchas ocasiones, no dejar de ser pequeños flotadores a los que amarrarse en un inmenso mar de dudas y problemas que arreglar.

Hay cosas contra las que algunos dicen no podemos luchar:
  • Inmovilismo del profesorado.
Tanto del que no utiliza las TIC y quiere seguir así, sin que le mareen, como el que las utiliza mal y así seguirá porque es como lo aprendió o nadie le enseñó o no quiso aprender (de nuevo ese viejo también, problema de la actitud), como del que ya las utiliza y bien, pero considera que no es su cruzada, que él o ella quiere estar tranquilito, y mucho menos, entre sus propósitos no está contagiar a nadie su buen hacer, bien porque lo suyo es suyo o porque no va con él.
  • La Formación.
No digo que no sean necesarios, pero si digo que son insuficientes, los cursos de formación basados en la herramienta, en la tecnología de per sé. Llevamos muchos años en los que no se para de hacer cursos así, y está bien, pero requieren de algo más. La formación del profesorado ya sea formal, informal, autodidacta o como se quiera nombrar, es necesaria y nunca suficiente. Hace falta ese aprendizaje permanente que ya he nombrado, pero debe ser una formación más centrada en la metodología y no tanto en la tecnología. Podemos ser más o menos creativos, originales, innovadores, pero sobre todo eso también lo podemos potenciar, motivar y contagiar, desde el compartir, la voluntad y el buen hacer de cuantos más mejor.
  • El avance imparable de la tecnología, la información y el conocimiento.
Nos vemos superados por el avance continuo y vertiginoso de la tecnología, por la sobredosis de información (infoxicación) y canales de comunicación con los que se nos bombardea día a día, así como también de nuevos saberes, conocimientos y conceptos que nos hace llegar a la desesperación, a la creencia de parecernos imposible seguir ese ritmo, esa carrera y que hace que mucha gente decida tirar la toalla, dedicarse a ignorar todo esto y seguir con sus métodos, con los contenidos que ha impartido siempre (los de esos viejos y amarillentos apuntes de la facultad) o a no complicarse la vida y recurrir a un libro de texto que se lo dé todo hecho.
  • Recursos.
Está claro que no todos los centros y mucho menos el profesorado tiene a su disposición los recursos que desearía. Y ahora con la que está cayendo, si estábamos esperando algo, va a ser que no van a llegar. Faltan ordenadores, conexiones a Internet, etc. Pienso que esta falta de recursos la podemos suplir con creatividad, aunque todo recurso que acompañe, será bienvenido. Hay una máxima por ahí que dice que hay que crecerse ante las adversidades.

A buen seguro que podría seguir con muchos otros condicionantes y en estos momentos de tanto recorte por no decir asfixia hacia la educación en este país, más todavía (No sé como vamos a llevar un aumento de ratio, un incremento de la jornada laboral, etc.). Pero no quiero acabar este post sin decir lo que realmente pretendía y que a la postre va a servir de resumen de todo esto.

Yo sí creo en el compromiso del profesorado a querer cambiar todo esto a mejor, desde la acción.  Y así creo en la obligación de todos de contagiarlo, de comunicarlo, y no sólo vivirlo (y mucho menos en la intimidad – como las hemorroides ;-) -).

Estamos obligados a infundir, inducir o como queráis llamarlo, a otros compañeros, que todo esto requiere un cambio (de actitud, de metodología, de recursos, etc) y que en este cambio, las TIC pueden y deben ser unas buenas compañeras de viaje, siempre que se utilicen con sentido, ante la necesidad de utilizarlas y no por imposición o por “ser guay”, con fundamento (que diría el Arguiñano), y sobre todo acompañadas de ese cambio metodológico tan esencial.
http://www.flickr.com/photos/d2k6/5421482330/

Una buena baza a aportar a nuestro favor es el sentir de nuestros alumnos, el aprendizaje que experimentan los mismos, así como el nuestro, pues a buen seguro nos sentiremos mejor, más felices, aprenderemos más y nos quedaremos con ese buen sentimiento del deber cumplido. Si es así, todo lo demás viene rodado. No nos importará dedicar más horas para preparar nuestras clases, o los materiales, los proyectos. Buscaremos formarnos más y mejor y aprenderemos a esquivar y gestionar la sobredosis tecnológica, informativa, etc. con las mejores armas.

Así que desde aquí os animo a llevarlo adelante, a seguir contagiando, a cuanta más gente mejor. Es algo que nos debemos, a nosotros, a nuestros alumnos, a nuestros compañeros y a la sociedad en general. Creo en el docente comprometido con todo ello. Es algo inherente en nuestra profesión, no lo podemos negar ni obviar.

Lejos de que pueda parecer un profeta, un adoctrinador, un simpatizante de unas ideas políticas u otras, o escritor de manuales de autoayuda que siempre está repitiendo lo mismo (ojala no hiciese falta decirlo), se trata de una obligación con la coherencia, de ser coherente con uno mismo, con mi trabajo y con el mundo. Aunque reconozco, que luego llega el político de turno con sus "originales" ideas, imponiendo determinadas acciones que echan al traste las ilusiones, las ganas y el compromiso o la coherencia de cualquier docente.

Y hasta aquí esta reflexión dominical sobre nuestro compromiso y propósito con/de/para la educación. Todo está dicho de hace tiempo y por ello el título de este post, esa conocida frase con la que Fray Luis de León antes y Miguel de Unamuno después, retomaban sus labores.

domingo, 11 de marzo de 2012

Afortunado de ser Docente


Amiga o amigo docente, ¿alguna vez te has planteado lo afortunado que eres?. Párate un momento a pensarlo y si llegas a la misma conclusión que yo, que sí, que eres muy afortunado de ser docente, entonces lo tuyo es vocación, lo tuyo es convicción y realmente estás donde tienes que estar. Si por el contrario no llegas a esta obviedad, es que has errado el camino, que lo tuyo no es la docencia, pues el ser  docente por si todavía no te has dado cuenta, es mucho más que entrar en una clase y exigir a tus alumnos unos conceptos, o plantearles un examen y unas notas de acorde con estos, sin darte cuenta de que tratas con personas, que también tienen sentimientos, emociones, deseos, anhelos y problemas como cualquier hijo de vecino.

Por todo ello, porqué yo sí me siento afortunado de ser docente, te dejo esta presentación donde te cuento que entiendo yo por ser docente y porqué tan afortunado me siento.


domingo, 30 de enero de 2011

Tuiter@s piroper@s

Ponga Twitter en su vida, será más feliz.
Si tenéis una cuenta en twitter y trasteáis en ella de vez en cuando, seguro que habéis experimentado la misma sensación que yo. En Twitter no hay lugar para las malas palabras, para el odio y el rencor. En Twitter hay buen rollito, hay muchos piropos, halagos, y mucho amor.

El otro día, escuchando a una psicóloga, ésta decía que la felicidad requería de nosotros una serie de actividades, actividades que desgloso en apartados y veréis como twitter nos viene al pelo:
Actividades de interacción social: estar con personas alegres, interesadas por lo que uno dice, con amigos, tener conversaciones francas, expresar amor, ayudar a alguien, etc.
Personas alegres en mi TL hay un montón, con excelente sentido del humor. También tengo un montón de seguidores interesados en lo que digo o incluso en lo que no digo (cuando pasan un par de días en los que no aparezco, siempre hay alguien que te manda un DM o una mención preguntando que es de tu vida). Cuento con muy buenos amigos entre mis seguidores de twitter. Puedo mantener conversaciones con 140 caracteres muy francas y profundas. Y de ayudar a alguien, ni te cuento, casi en ello se fundamenta la filosofía de twitter, ayudar en lo que puedas, desde el primer momento en que te enrolas en esto (desde movidas como la de #todostuvimosuncomienzo, a RT please para que si tu no puedes ayudar igual si alguien de tu TL, pidiendo consejo y acto seguido te contestan a docenas, etc.).
Actividades incompatibles con la depresión: reír, relajarse, pensar algo bueno del futuro o del pasado, concentrarse en lo positivo, disfrutar de un buen espectáculo, etc.
Si quieres reír y tu TL no es gracioso, solo tienes que seguir el hastag #humor o cualquier tema de actualidad en su versión Facts (chistes virales surgidos en twitter tras las declaraciones desafortunadas de algún famoso, ejemplos: #Rubalcabafacts , #sindefacts , #Aguirrefacts , #DavidBisbalfacts, #Chavesfacts, #belenestebanfacts, #alejandrosanzfacts, #chucknorrisfacts, etc.). Para relajarse, nada mejor que seguir a gente que te proporciona una buena selección de música, a través de enlaces a blip.fm, un poco de filosofía o incluso de #twittpoesia. Hay mucha gente que también se concentra en lo positivo de lo que le llega a su TL y lo retuitea, lo comenta, lo elogia y valora (#recomiendo) o simplemente si nace de él mismo, lo titea. Y también se puede disfrutar de un buen espectáculo, gente que tuitea el espectáculo que está viendo, o que te enlaza con vídeos de fabulosos espectáculos visuales y sonoros, etc.

Actividades de auto eficacia: planificar, organizar y realizar algo al estilo propio, aprender a hacer algo nuevo, ser reforzado por lo bien hecho, etc.
Twitter nos ayuda a planificar, a organizar y a realizar un sinfín de proyectos siguiendo nuestro propio estilo o incluso mejor, en proyectos colaborativos, donde cada uno aporta sus cualidades, comparte sus conocimientos con los demás. A través de twitter también aprendemos a realizar un montón de cosas nuevas, a manejar nuevos programas, herramientas y recursos. Y que decir de cómo nos vemos reforzados cuando realizamos algo mínimamente bien hecho, son cientos de tuits con menciones a tu trabajo, con piropos y halagos, con refuerzos positivos a tu trabajo bien hecho.
Manejarse con asertividad, con habilidades de comunicación y habilidades sociales: aumento de la autoestima, cambio de pensamiento negativo, tu opinión, tus tuits cuentan, son escuchados y valorados, etc.
Cuando comprobamos que la gente nos sigue, que retuitea nuestros tuits, que comenta nuestros posts, que contesta a nuestros tuits, etc, nuestra autoestima se crece. Si nos desahogamos en twitter con nuestros problemas, siempre hay un tuit amigo que te escucha, te comprende y te aconseja. Y digas lo que digas, siempre hay gente amiga a la que le importas, que te escucha y te valora.

Básicamente, en todas las actividades comentadas, Twitter encaja a la perfección. Conclusión: Twitter nos hace más felices.
Un amigo que no está en twitter me comentaba no hace mucho que en Twitter estamos siempre halagándonos, piropeándonos. Yo de broma le digo que es que no tenemos abuela que nos lo diga. Pero, realmente pienso, y ¿porqué no?. Porqué no podemos piropear el trabajo de otros bien hecho, porqué no podemos decirnos lo buenos y lo capaces que somos. A nadie le amarga un dulce, pero además, es verdad, somos buenos y no está mal que nos lo reconozcamos. Y bien, si alguien no lo cree así o le nacen malos sentimientos, no está obligado a tuitearlo, a halagarlo o piropearlo. No más cumpli-mientos falsos, que no nacen de lo que realmente sentimos. Como nadie te obliga a tuitearlo, si lo tuiteas es porqué realmente lo sientes, y además con ello eres y haces más feliz a la gente.

P.D.1: Como siempre que hago referencia a personas me suelo dejar a alguien, esta vez no he nombrado a nadie y así tod@s somos felices, pero sabed que estoy pensando en tod@s y cada un@ de vosotr@s.)
P.D.2: El autor de este post confirma que no ha recibido ninguna compensación económica ni de ningún otro tipo por parte de twitter ante la publicidad y promoción que de éste se hace en el post.