No, no me he equivocado con el título de este post, no estoy
hablando de maestro de primaria ni de profesor de secundaria. Tengo la gran
suerte de trabajar en aquello que me gusta, la docencia. Además en un área o
materia que desde siempre me ha apasionado, la química. Y para postres, la
aderezo con un toque de TIC al gusto. Así que no me puedo quejar, ¿qué más
quiero?. Pero sí, me voy a quejar. Debe ser que cuanto más tienes más quieres,
o que es condición innata de los humanos quejarse, o que aquellos que nos
exigimos hacerlo lo mejor posible, siempre creemos que hay un grado más allá
del que hemos llegado. Ser profesor de un área en secundaria te limita a
impartir conocimientos de esa área, o no. Y por ello yo digo: Yo quisiera ser maestro
de secundaria. Es decir, envidio a l@s compañer@s, maestr@s de primaria,
aquell@s que pueden trabajar prácticamente todas las áreas, realizar proyectos
multidisciplinares, implicar a sus alumnos en aventuras que pueden tocar todas
las ramas del conocimiento, de los valores, de los sentimientos, etc. Y por
ello me revelo siempre que puedo, y mis alumnos de secundaria tienen que
soportar muchas veces a este maestro de secundaria con sus excentricidades, sus
salidas de materia, de aquello que se debería de esperar en una asignatura de
secundaria, o no. Y sí, siempre que puedo, para “no salirme tanto de madre”,
trato de implicar a compañeros bien de centro o de otros centros en proyectos
multidisciplinares, o no, con la idea de
que mis alumn@s aprendan, y no tiene que ser todo física o química. Qué
aprendan a aprender, conozcan estrategias,
procedimientos, etc. además de los conceptos académicos propios de las
asignaturas. Por supuesto sin perder de vista los valores, materias
transversales, etc. y así llegar a ser personas completas o integrales.
Hay países cuyo sistema educativo todavía está más
especializado que el nuestro y por ello creo que no nos podemos quejar, o sí.
Secundaria tal vez exige que esté planteada como lo está, o no. Antiguamente en
este país teníamos un bachillerato generalista, con profesores que abarcaban
todas o casi todas las áreas que se impartían, que no eran doce o trece como
hoy en día, sino muchísimas menos. Claro, hay quien dirá que son nuevos
tiempos, que la educación cambia. Y quien dirá que los maestros, o los
profesores si así se prefiere, no tenemos que saber de todo, que no somos
“superman”. Seguramente están en lo cierto y una variedad de profesores, con
todo lo bueno y diverso que cada uno de ellos pueda aportar, enriquece el
proceso de enseñanza-aprendizaje de nuestros alumnos en estas edades de
secundaria, mientras que en la etapa de primaria es preferible un menor número
de profesores o maestros si se quiere, para que en estas edades no se les maree
y tengan una figura o modelo a seguir.
Sea como fuere, lo dejo para quien quiera debatirlo, yo sólo
reflexiono este domingo acerca de mi inquietud, mi motivación y mi dedicación
por formar personas completas, con saberes y conocimientos que van más allá de
los propiamente académicos e incluso más allá de los propios de la asignatura
que imparto.
Trabas y dificultades siguiendo este patrón o principio vas
a encontrarte. La administración, algunas familias, e incluso algunos alumnos que no llegan a
entender tus buenos propósitos y no les cabe en la cabeza que hace un profesor
de Física y Química, explicándoles lenguaje cinematográfico o una determinada
aplicación o herramienta web 2.0 para hacer una actividad, proyecto o trabajo.
Por no hablar de compañeros que pueden llegar a ver en tu forma de trabajar el
que te estés inmiscuyendo en sus asignaturas.
En el II Encuentro de Buenas Prácticas del CITA, mi amigo
Daniel García me invitó, por no decir que se empeñó en que participara, a tomar
parte en el proyecto #puralenyenda del que ya he hablado en este blog en una
entrada anterior. Todo era buscar que relación podían tener las leyendas de
Becquer con la Física y la Química y no se la encontraba. Pero me pudo más las
ganas de implicarme en ello por la gran oportunidad que podía ofrecer a mis
alumnos, que la posible o no relación entre materias. Así que me decidí a
ilusionar y “convoyar” a la profe de lengua y literatura y juntos nos
adentramos en este proyecto. Tengo que decir que me ha encantado participar en
él, y que los alumnos están más encantados todavía, y mirando un poco atrás y
pensando en las posibilidades que se nos han escapado, pienso en que también se
podía haber implicado a otros compañeros del centro, la profe de plástica
(carteles, fotos, lenguaje cinematográfico), la de geografía e historia (hay
alumnos que han adaptado los textos en un contexto más reciente, pero otros en
cambio han hecho videos de época), etc. Y pienso en lo bien que se lo han pasado, lo mucho que han aprendido y todo lo bueno que hemos compartido, y pienso que todo ello, no tiene precio. Ha sido un lujo.
No reniego de la Física y la Química, o de la Biología y Geología,
sino que me gustaría, aunque como ya he comentado muchas veces me la tomo,
tener la libertad de poder aprender junto a mis alumnos en otras materias, en
otras destrezas, abarcando todo tipo de competencias, si la ocasión se presenta
o nos lo proponemos, consiguiendo así acercarnos a una educación integral y
completa, formando personas completas. Y todo ello puede ser con mi claustro
real, con mi claustro virtual, con mis alumnos y por supuesto, con todos ellos
juntos.