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martes, 24 de octubre de 2023

24 de octubre. Día Internacional de las Bibliotecas.

Cualquier día es bueno para retomar viejas costumbres. Y hoy me voy a permitir el lujo de hacer un post un tanto personal y particular. Incluso iba a hacerlo en valenciano, pero ya me ha parecido excesivo el atrevimiento.

No sé muy bien cuánto durarán estas (las costumbres, digo). Si será pan de un día o hambre de mañana. 

Sé que esto no llamará la atención de muchos, lo sé y no me importa. No lo hago para llamar la atención.

Igual esto se convierte en un post nosTálgICo, o será que me estoy haciendo mayor.

Sea como sea, aquí va esto que me ha venido hoy a la memoria, al tener presente el día que es: Día Internacional de las Bibliotecas.

Prometo regresar, y no será con textos tan ñoños como este aventura ser, sino con reflexiones, crónicas, pensamientos e informaciones varias. Eso sí, sin abandonar la educación y las tecnologías digitales. 

Diré que la biblioteca que más gratos recuerdos me trae, es la Biblioteca Municipal de Xàtiva, aquella que estuvo en la Glorieta. Yo fui a  EGB, y en aquella época, además de salir a la calle y a los parques a jugar con la gente de tu edad, también teníamos el placer de la lectura como algo muy presente. Justamente ambas cosas las tenía enfrente de mi casa, pues mi casa daba justo a un parque, la Glorieta, y en este parque estaba la Biblioteca Municipal. Aquella biblioteca, que era un edificio moderno para su época, hoy ya totalmente desaparecido. Por estar en un parque, tenía que aguantar las tropelías de los que por fuera del edificio jugábamos y transitábamos. Unas veces era a "churro va", otras veces a fútbol, otras simplemente al escondite o al "1, 2, 3, pajarito inglés", y eso sí, en fiestas de Fallas, a tirar petardos o los cohetes que se terciaran. Todo ello, unido a que el edificio poseía unos amplios ventanales acristalados, y no había entonces climalit que lo salvase, hacía que los ruidos entrasen a la biblioteca sin silenciador y ello provocaba sobretodo la ira de la única bibliotecaria allí presente, la srta. Lidia Sarthou. Doña Lidia Sarthou como la conocíamos, ya por aquel entonces era una señora mayor, hija de Don Carlos Sarthou Carreras ilustre cronista e historiador, que aguantaba todo eso y mucho más (la puerta de la biblioteca, si no la acompañabas, cerraba sola haciendo un ruido infernal; muchos chavales entraban dentro de la biblioteca, pegaban un grito y salían corriendo, solo por molestar; o los gustos lectores de los que allí íbamos, poco tenían de comunes a los de la bibliotecaria causándole un malestar notorio y palpable). Pero toda paciencia tenía un límite, y eso hacía que Doña Lidia sacase el genio, y que a muchos de nosotros, nos diese miedo.

Edificio de la Biblioteca Municipal, años 70, extraída de un video de Ricardo Ortega

Recuerdo que me gustaba ir y sentarme a pasar horas leyendo en las salas de aquel edificio. Y casi cuando era hora de cerrar, querer alargar la lectura, llevándome algún que otro libro, o sobre todo por aquella época, cómics. Los libros de la colección de Los cinco, de Enid Blyton; o los de Agatha Christie; por no hablar de los cómics de Astérix y Obélix y los de Tintín. Recuerdo que cuando iba a llevármelos, creo que a Doña Lidia le disgustaba más que fueran esos libros y cómics los que me llevaba, que el que fuera ya casi la hora de cerrar. Más de una vez había intentado que me llevase otro tipo de novelas o libros, y entre ellos, los preferidos de Doña Lidia, los de aventuras de Emilio Salgari. Bueno, un día, le hice caso y me llevé uno de Emilio Salgari. Su cara de felicidad, lo decía todo. Y tengo que reconocer que me gustó, por lo que a ese, le siguieron otros.

Estanterías de la Biblioteca, foto de los años 70. Archivo fotográfico de la Biblioteca Municipal de Xàtiva

Doña Lidia se hacía mayor, y como estaba ella sola, si algún día enfermaba, la biblioteca estaba cerrada. Hasta que un día le pusieron a un ayudante, a Vicent Orquín, quien acabaría heredando el papel de bibliotecario y que hace unos años se jubiló tras 33 años de dedicación. Con él, la biblioteca pasó de este edificio de la Glorieta, donde estuvo de 1968 a 1990, a donde está hoy actualmente, en "l'Albereda Jaume I" (lo que fue el Círculo Setabense). Y aunque con él ya no tuve tanta relación, sí que me fichó rápidamente de mis continuas visitas y peculiares peticiones; tanto que me tenía calado como el chico que fue al Tiempo es oro. 

Por supuesto que han habido más bibliotecas y bibliotecarios y bibliotecarias en mi vida, pero ninguna tan entrañable como la que aquí he descrito.

¿Y tú? ¿Te animas a dejar en comentarios alguna frase de cual ha sido o es tu biblioteca, aquella que te ha marcado o la que recuerdas con más cariño?

Ya sé que los comentarios en los blogs, por no hablar de la lectura de los mismos, cotizan muy alto, mucho más que el litro de aceite de oliva extra virgen, pero si te animas, me hará ilusión conocer otras historias como esta que yo te comparto. Gracias.