El blog de juanfratic: Investigando en Educación, en TIC, en el aprendizaje, y otras cosas de la vida. Profesor de ESO preocupado en hacerlo mucho mejor y en ser feliz. Siempre en obras: compartiendo.

sábado, 27 de febrero de 2016

La nueva educación Contra la nueva educación


En el corto espacio de seis meses, dos libros han puesto de manifiesto lo último que le faltaba a este mundo nuestro de la educación, una confrontación entre dos posturas o dos maneras de entender la educación hoy en día.

Foto propia
La nueva educación de César Bona (septiembre 2015, Plaza Janés) es un libro intimista, lleno de sentimientos y buenas prácticas docentes. Escrito en primera persona por el mediático finalista del Global Teacher Prize, recoge un modelo de práctica educativa con el que me siento más identificado. Sin embargo, echo en falta situaciones y momentos, todos los tenemos, menos idílicos, más reales o incluso dramáticos. A todos nos encantaría tener su clase, vivir las experiencias que relata, pero estoy seguro que incluso César también ha vivido momentos malos, proyectos que no han salido, clases que han sido un fracaso, situaciones que ha sabido afrontar o que han terminado con un final feliz. Son muchos y muy buenos los consejos, los argumentos, las ideas que propone, pero a mi modo de entender, serían más creíbles y posibles de llevar a la práctica si se hubiesen mezclado con otras historias que no fuesen tan bonitas, tan de libro. Aun así, sigo creyendo y tratando de llevar a la práctica día a día en mi faceta como docente, esa idea presente en todo el libro, del alumno como protagonista de su aprendizaje, de fomentar en ellos, la creatividad, la curiosidad, la indagación, implicándose con ellos en este proceso, compartiendo con ellos conocimientos y aprendizajes.

Para saber un poco más sobre César Bona:

TEDxBarcelona - Los nuevos retos de la educación: https://www.youtube.com/watch?v=LcNWYNp2MSw

Contra la nueva educación de Alberto Royo (febrero 2016, Plataforma Actual) es un libro ácido, crítico destructivo, e irónico corrosivo. El autor, aboga por la educación clásica y tradicional basada en el conocimiento, la figura del profesor como conocedor y transmisor de dicho conocimiento y un alumno con muchos deberes y pocos derechos, que tiene que apoyarse en el esfuerzo, la memorización y la disciplina para cumplir con sus tareas académicas que le permitan en un futuro ganarse el prestigio y el ascenso. Lejos de proponer  nuevas soluciones o alternativas a las metodologías clásicas, o incluso lejos de describir de nuevo esas mismas metodologías tal y como las entiende el autor, lo que hace en el libro, es tratar de desmontar las actuales propuestas e ideas que surgen en la educación de hoy y lo hace sin piedad, cargando contra todos (José Blas García, Ken Robinson, Eduard Punset, Marc Prensky, Richard Gerver – aunque en el libro aparezca como Server -, María Acaso, César Bona) y contra todo (innovación tecnológica, innovación, creatividad, plurilingüismo, coaching educativo, compromiso social, educación financiera, cultura emprendedora, flipped learning, etc.). Se puede argumentar, discutir, rebatir ideas contrapuestas, pero eso sí, desde la educación, desde el saber estar y el respeto. Y como comentaba, se echa en falta además de ser una crítica constructiva, en vez de destructiva, un aporte o idea de cómo afrontar los nuevos tiempos con algo más que la enseñanza tradicional clasicista. 

Para saber un poco más sobre Alberto Royo:

Programa Implicados de Navarra TV: https://www.youtube.com/watch?v=lQqCNpw2K34  
En El Mundo de ayer, 26 de febrero de 2016 aparece este artículo que habla de Guerra en la escuela. 

Tomar el libro by ThePixelman - CC0 Public Domain - https://pixabay.com/es/tomar-el-libro-chicas-el-estudio-532097/
Si bien creo haber dejado patente una mayor sintonía con el libro y las ideas de César Bona que con el de Alberto Royo, sí quiero dejar claro que la lectura de ambos libros me ha ilustrado, me ha permitido reflexionar, enriquecerme con propuestas y razonamientos válidos de uno y otro. Y por tanto, es un ejercicio que recomiendo hacer. No podemos vivir autoreafirmándonos día a día en lo que hacemos y como lo hacemos. Eso nos lleva de nuevo a un acomodamiento, a tener pocas miras y a ver la realidad desde una perspectiva mucho más pobre que aquella que te permite contemplar todo tipo de posibilidades. Ser crítico y autocrítico es un ejercicio necesario, siempre desde el respeto a los demás.

Con ello, abogo cada vez más, por una tercera vía, una vía intermedia o mixta. Los valencianos, tenemos un viejo refrán que dice así: “No deixes sendes velles per novelles” (No abandones viejos caminos por nuevos); y aquí en este mundo educativo yo hace tiempo que me lo vengo aplicando, no abandonando aquellas prácticas docentes que dan buenos resultados, que consiguen un aprendizaje eficaz en mis alumnos por métodos nuevos, que sí aplico e investigo en aquellas prácticas en las que considero pueden aportar beneficios, mejoras, cambios positivos en la formación de personas, esa tarea que los docentes tenemos entre manos. Y se reconocer, sabemos reconocer – mis alumnos incluidos en ello -, cuando unas prácticas docentes, sean clásicas, modernas o de Strass (haciendo un guiño a un anuncio publicitario de una fábrica de lámparas de mi ciudad ;-)  han sido un fracaso y vale la pena no volver a probarlo.

En conclusión, dejémonos de discursos, debates estériles o guerras y enfrentamientos metodológicos y tras una sana reflexión y conocimiento de la situación, y sin caer en la tentación de ser “accionistas” (la acción por la acción), lancémonos a la acción, pues sin acción no hay cambio. Cada profesor, por pequeño que sea, tiene un mundo en sus manos. Creo que tanto César como Alberto (curiosamente ambos son maños y casi nacidos el mismo año), coincidiran conmigo en que el cambio es necesario, que no podemos seguir pensando que todo va bien y no cambiar nada, pues aunque esto primero así fuera, debemos permanecer atentos, siempre activos y despiertos tratando de dar lo mejor de nosotros y de sacar lo mejor de nuestros alumnos.

8 comentarios:

  1. Juanfra, he leido el primero, el libro de César Bona y me parece interesante, pero de nuevo no tiene nada. Con esto no quiero desmerecer el mérito que tiene en estos tiempos de crisis a todos los niveles, incluso a nivel educativo, plantear como camino escuchar a los alumnos, dejar que ellos organicen la clase, crear un aula a su antojo y pensar como profesor, que lo más importante en el aula no somos nosotros, los docentes, la asignatura, las leyes, los estándares, las normas, los horarios, lo más importante son ellos, LOS ALUMNOS, el interés, la alegría, el compañerismo, el trabajo en equipo, la superación.
    A César no lo conozco personalmente, pero el libro lo leí en dos días y le comenté que cambiara el titulo de La Nueva Educación, por la Buena Educación. Y a ti de pido que escribas un libro, titulado la La Nueva EducaTICon. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tus apreciaciones José Luis.
      A ver si nos vemos un día de estos.
      Un abrazo

      Eliminar
  2. "No dejes camino por coger vereda", de toda la vida; por cierto, no valenciano.

    ResponderEliminar
  3. M'agrada la teva reflexió, i la teva idea de la tercera via, (jo que no hi creia en les terceres vies!;) Evidentment, qui no vegi que el món està fent un gir copernicà en molts aspectes és que té un pa a l'ull, i qui no vegi que les estratègies metodològiques de cada època són un reflex d'època, és que en té dos (de pans:).

    Dit això, podem veure aquests panflets contrapedagògics com a merament reaccionàris i curts de mires (ja adverteixo que no m'he llegit els llibres que esmentes), o bé comencem a ser una mica crítics amb alguns modernets (jo encara no m'afeitava que ja es parlava de competències...).
    La tendència a situar en un segon pla el coneixement expert del docent, com si saber-ne anés en contra de saber ensenyar...
    O quan una visió hol·lística de l'alumne (positiva!) ens porta a acceptar tota conducta, enduts per un relativisme ingenu.
    O quan justifiquem algunes pedagogies per ser més equitatives (menys deures...) més educatives emocionalment, etc...quan estem vivint en un món cada cop més desigual i amb més desestabilitat emocional i mental...(combatem l'època o en som un refelxe?)

    Sí a l'adaptació, sí al canvi, si a provar, però...ull al demagog, al que vol ser polític, al mancat de referències, al que diu que sap gestionar bé la informació però no té idea de res,...ull al trepa, a l'oportunista...perquè a la mínima que et despistes apareix el cirurgià-barber que et ven la ratafia com l'elixir de l'eternitat.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Joan, moltíssimes gràcies per les teues paraules.
      Completament d'acord amb el que dius. El món canvia i l'educació no té que ser menys, i no voler veure-ho o afrontar-ho sols complica més la situació. I sí, tenim que anar amb cura amb els trepes, els oportunistes, els venedors de fum, també els activistes per activisme i anar fent, amb seny i coherència.
      Novament, gràcies.

      Eliminar
  4. Me ha gustado mucho el artículo, pero no comparto el aceptar como válidas todas las ideas. Como dice Jordi Adell, todas las personas son respetables, todas las ideas no. (Él lo diría con más gracia, pero el mensaje es éste.) Si vamos respetando las ideas que desmotivan a los alumnos, que generan aprendizaje pobre y que mantienen con plaza a quienes deberían dedicarse a otros trabajos, seguiremos con un Sistema educativo que no avanza. Hay que liberarse de lastres, y para eso hace falta valentía. A veces el enfrentamiento es la única vía y tener a todo el mundo contento un absurdo. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Aida
      Primero que nada, gracias por tus palabras. Me alegro que te haya gustado el post.
      Aunque, creo que no me he sabido explicar o al menos no has entendido la reflexión que hago. Yo no digo, y tampoco lo comparto, el aceptar todo como válido. Nada más lejos de lo que he intentado transmitir en este post. Sí hablo de quedarme con aquellas cosas que durante tiempo hemos estado haciendo bien, o nos ha funcionado. Por ejemplo, yo no cambio el que mis alumnos puedan hacer una práctica en el laboratorio, vivirla, experimentarla, y sentirla; a que dicha práctica la hagan en una aplicación digital por muy moderna que sea o la memoricen de forma abstracta sin saber muy bien de que va todo el asunto. Creo en una educación contextualizada, activa y donde el verdadero protagonista de la misma sea el alumno. Atendiendo a sus necesidades, a las situaciones, al momento y a las circunstancias, trabajo con ellos (mis alumnos) haciendo servir metodologías, estrategias, actividades y proyectos que tanto en cuanto pueden recurrir o necesitar de metodologías activas, como de otro tipo de prácticas que el alumnado demanda. Por supuesto, siempre buscando aquellas que motivan, ilusionan y apasionan a mi alumnado, pues tengo claro que si lo viven, si lo sienten, si se apasionan y disfrutan con ello, hay un aprendizaje eficaz.
      Espero que lo de liberarse de lastres, y lo de falta de valentía no lo digas por mí. Quienes me conocen y saben como trabajo, lo que hago y lo que pienso, estoy seguro que no piensan así.
      El enfrentamiento, la discusión, la crítica constructiva, el diálogo... bienvenidos sean, me encantan. Para nada mi intención es tener a todo el mundo contento, sería una hipocresía. No hay mayor riqueza, y ya que estamos, en el aprendizaje, que la variedad, la disparidad de opiniones, el poder debatir y confrontar opiniones, aunque eso sí, desde el respeto y la tolerancia, sin descalificaciones ni humillaciones.
      Un saludo.

      Eliminar