El blog de juanfratic: Investigando en Educación, en TIC, en el aprendizaje, y otras cosas de la vida. Profesor de ESO preocupado en hacerlo mucho mejor y en ser feliz. Siempre en obras: compartiendo.

lunes, 1 de agosto de 2011

“No estaba muerto, estaba de parranda” y la “doctrina” bloguera.


Tras Novadors11 he ido empalmando una serie de actos y saraos que no me han permitido seguir con la idea inicial de este blog, su doble entrada dominical.

Y precisamente volviendo de uno de estos últimos saraos, en la radio escucho un programa sobre nuevas tecnologías que habla largo y tendido sobre lo que en éste llaman la “Doctrina bloguera”. Escucho con atención lo que dicen al respecto, pero pronto me doy cuenta de que no comulgo con la gran parte de las reglas que promulgan, y máxime cuando llevo unas cuantas semanas sin escribir en este blog, y no porqué no quisiera, sino porque no pudiera.

En tal programa y también en determinados sitios webs, se comenta de la obligación de mantener el formato, el estilo, la periodicidad, el tipo de entradas, etc. ¿Será que soy muy rebelde en esto?. No entiendo porqué no puedo en mi blog cambiar de formato del mismo si llegado un momento decido hacerlo. O bien el estilo con que escribo o el tipo de entradas, ¿no hay mayor riqueza en una mayor variedad de tipos de entradas y estilos?. Lo que si me llegó muy hondo fue cuando hablaron de la periodicidad, tal vez porque en este aspecto me sentía más sensible dada mi irregularidad de las últimas semanas. El periodista del programa de radio hablaba de la necesidad impuesta de cumplir fielmente la periodicidad que uno se marcase desde un principio en su blog. Una cosa es que uno se proponga tratar de cumplir con una periodicidad y otra muy distinta, que por diversas circunstancias esa periodicidad no la puedas cumplir o la cambies según los acontecimientos, el estado de ánimo del autor, del tiempo disponible, de si tienes algo o no que desees contar, etc.

En dicho programa se machacaba una y otra vez que era muy importante cumplir con los plazos que te hubieses marcado, que ello le iba a dar seriedad a tu blog, profesionalidad incluso.  Aspectos estos en los que también discrepo, ¿seriedad? ¿profesionalidad?. Y, ¿quién quiere o necesita ser serio en los tiempos que corren? ¿Profesional por cumplir con unos plazos marcados aunque sea incorporando entradas insulsas que no te aporten ni aporten nada a tu audiencia?. Lo siento, no.

http://www.flickr.com/photos/jakecaptive/148215678/
Otra cosa muy distinta es que uno mismo se auto exige, llegada una etapa en el mantenimiento de su blog, el cumplir con unas ideas, unos principios o una razón de ser del mismo, incluso siendo fiel a la periodicidad de publicación en el mismo, pero como algo que uno mismo se auto impone, pero que si deja de hacerlo no va a hacer que sea menos profesional o menos serio. Por ejemplo, hoy junto a esta entrada le acompañaran otras tantas, y no será por querer recuperar el tiempo perdido, que también, sino porque son cosas que he ido acumulando en el tintero y hoy les ha llegado el día de ver la luz.

Sea como sea, bien al ritmo de dos entradas dominicales, bien a entradas esporádicas, aquí sigo y espero seguir un tiempo.  

2 comentarios:

  1. Claro que sí, la red se construye gracias a los que deciden compartir pero sin normas, que de esas ya hay bastante en la vida real. Cada vez llevo peor a los teóricos que explican lo que hacemos, ¿no será mejor el ejemplo? Si un blog está vivo es porque el que lo escribe así lo siente, sin programar, sin reglas, sin normas. El día que alguien se atreva a decirte que tu blog no cumple la doctrina bloguera, dejaremos de hablar de blogs para hablar simplemente, ya que en el fondo se trata de eso, de comunicarse.
    Pedazo de rollo que te he metido para darte la razón. Cosas del verano, que las palabras altera.

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  2. Gracias Ana por tus sabias palabras. Con o sin ellas, la verdad es que queriendo o sin querer este blog y un servidor se han tomado un respiro, pues desde el 1 de agosto que no dejaba caer ni una sola palabra por éste, mi humilde espacio de penas y alegrías.

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