En diversas ocasiones, entre colegas, en cursos, jornadas, congresos y otros saraos del montón, ha surgido a la conversación el tema de crear o producir uno mismo sus propias actividades, proyectos, tareas, pruebas, etc.
Yo soy de esos que siempre que puedo me gusta crear, desarrollar, imPLEmentar mis propias actividades, contenidos, proyectos, etc. O de los que pasa horas investigando, navegando, aprendiendo, probando nuevas tretas y estrategias en/para mi labor docente. Y tales tareas me transforman, me llenan y me ilusionan. Posiblemente, por eso, no soy capaz de entender como hay compañer@s que te dicen frases como estas:
- "Yo ya he estudiado suficiente en la carrera, como para tener que seguir asistiendo a cursos de formación o como para pasarme mis horas libres aprendiendo, investigando o conociendo cosas nuevas por internet."
- "Yo ya no tengo edad para esas cosas. (Y lo más triste es que eso te lo digan personas de treinta y pocos años)."
- "A mi que la editorial me dé las actividades ya hechas o cómo mucho que yo pueda modificar aquellas pequeñas cosas que de ellas no me gustan. ¿Yo ponerme a hacer actividades, a manejarme con ordenadores o a vérmelas con nuevos programas que no sé ni como funcionan?, quita, quita!."
No creo que sea cuestión de edad y sí, como ya se ha dicho muchas veces, cuestión de actitud. Y también pienso que esa actitud es contagiable, que es ilusionable, transmisible. Qué ciertamente es difícil, sí, también lo sé, pero que tenemos que seguir haciéndolo.
Es como el pintor que se coloca frente a un lienzo en blanco dispuesto a dar lo mejor de si mismo. Incluso cuando preparo una presentación cojo folios en blanco, lápiz y borrador y allí que me lanzo. O incluso cuando después cojo el ordenador, la mejor plantilla que tengo, la que uso, no es otra que aquella que está toda en blanco, sin limitaciones, sin encasillamientos o requerimientos que me cohíban el dejar fluir lo que me sale de dentro.
Crear, ser autor de tus propios materiales, al fin y al cabo tú mejor que nadie conoces lo que necesitan tus alumnos y no una actividad creada por una editorial que se encuentra a kilómetros de distancia del pueblo/ciudad donde das clase y a años luz de conocer a tus alumnos.
Sigo y seguiré insistiendo en la necesidad de contextualizar lo que hacemos. De que no debemos dejar pasar las oportunidades que se nos presentan día a día por el simple hecho de que no están en el currículo o de que no toca verlas en este o tal otro trimestre.
Cierto es, y no lo discuto, que no tenemos todo el tiempo que quisiéramos para dedicarnos a ello, al menos a los que nos gusta, a los que tenemos esa actitud, y que por ello debemos compaginar materiales creados por otros con los nuestros propios. Pero que ello no debe impedir que sigamos haciéndolo, que nos dejemos llevar por esa vena creativa, por esa necesidad que nuestros alumnos reclaman día a día.
Tampoco quiero con este post que nadie me tilde de profeta, de incitador a la creatividad, etc., cada cual es libre de hacer lo que quiera y no seré yo quien se lo impida. Yo si me perdonáis seguiré investigando, creando, innovando, etc., siempre que el tiempo y las ganas (que no me faltan), me lo permitan.
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