Amiga o amigo docente, ¿alguna vez te has planteado lo
afortunado que eres?. Párate un momento a pensarlo y si llegas a la misma
conclusión que yo, que sí, que eres muy afortunado de ser docente, entonces lo
tuyo es vocación, lo tuyo es convicción y realmente estás donde tienes que
estar. Si por el contrario no llegas a esta obviedad, es que has errado el
camino, que lo tuyo no es la docencia, pues el ser docente por si todavía no te has dado cuenta,
es mucho más que entrar en una clase y exigir a tus alumnos unos conceptos, o
plantearles un examen y unas notas de acorde con estos, sin darte cuenta de que
tratas con personas, que también tienen sentimientos, emociones, deseos,
anhelos y problemas como cualquier hijo de vecino.
Por todo ello, porqué yo sí me siento afortunado de ser
docente, te dejo esta presentación donde te cuento que entiendo yo por
ser docente y porqué tan afortunado me siento.
Yo me siento como tu , con tu permiso lo he compartido en facebook
ResponderEliminarYo también! Muchas gracias Juanfra!!
EliminarGran reflexión. Muchos nos sentimos así. Con tu permiso lo añideré a un scoop.it que tengo dedicado a "reflexiones sobre la educación".
ResponderEliminarGracias por poner en tu boca, texto e imagen, lo mismo que pensamos muchos. Lo comparto.
ResponderEliminarJuanFra me lo llevo a mi blog, si te digo que me ha encantado me quedo corto, por eso no te digo nada.
ResponderEliminarUn abrazo
Me encanta Juanfra. ¡Qué gran verdad!. Somos unos afortunados,tenemos la suerte de ejercer una de las profesiones con la que más sentimientos positivos podemos sentir y compartir. Un abrazo y muchas gracias.
ResponderEliminarJuanfra, al igual que los que ne anteceden. Es una garantía de vida ser profesor pues nos envuelve ser afortunados. Tu lo has mencionado en su exacta dimensión. Gracias por manifestarte.
ResponderEliminarYo pese que juré y perjuré cuando era adolescente que NUNCA sería profesor, ahora me veo en esta tesitura, y he de decir que poco a poco le voy cogiendo el gustillo.
ResponderEliminarNo sé si es vocación o qué, pero cada vez me preocupo más sobre cómo doy las clases, qué resultados obtengo, qué retroalimentación me da mi alumando, etc.
Poco a poco me voy sintiendo afortundado de haber escogido esta opción para mi vida.
Gracias por recordármelo con esta presentación.
A día de hoy, no creo que pudiera dedicarme a otra cosa. Enseñar y aprender es un lujo, una auténtica delicia. Los pequeños sinsabores cotidianos no anulan el balance global de una tarea que produce más alegrías que penas. Sin embargo, creo que hay que denunciar también que algunos se están aprovechando de este espíritu vocacional y pretenden que los profesores nos convirtamos en misioneros. Si queremos que enseñar sea digno, no debemos dejar que nos traten indignamente. Un abrazo.
ResponderEliminarCo teu permiso levo esta presentación ao meu blog porque me encanta e comparto todo o que di. Gracias.
ResponderEliminarPreciosa presentación, la he compartido, sin tu permiso. Secundo la idea de Antonio, no debemos permitir que nos roben la ilusión por nuestro trabajo, a pesar de políticos mangantes.
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