El blog de juanfratic: Investigando en Educación, en TIC, en el aprendizaje, y otras cosas de la vida. Profesor de ESO preocupado en hacerlo mucho mejor y en ser feliz. Siempre en obras: compartiendo.

lunes, 10 de octubre de 2011

“Cuadros” de una “Exposición” – 1.- El comunicador.

Con este post quiero iniciar una serie de posts en lo que tratar diferentes aspectos sobre las exposiciones y/o/con/de presentaciones, ya sea de docentes hacia docentes, docentes hacia alumnos o de alumnos hacia otros alumnos.
Para empezar voy a centrarme en la figura del orador o comunicador, aquella persona encargada de llevar a cabo la disertación, exposición o presentación.

http://www.flickr.com/photos/medialab-prado/3969658864
Es fundamental que el orador sea un buen comunicador, capaz de llegar a la audiencia, capaz de conseguir transmitir aquello que se ha propuesto.
Si ha preparado bien su exposición, debe conocer el tema al dedillo y también debe conocer la audiencia a la que va a dirigirse. Esto no quita que el ponente dentro del dominio y control que en su intervención pueda aparentar, no deja de estar hecho un flan, como decía Mark Twain: “Hay dos tipos de oradores: los que se ponen nerviosos y los que mienten”.
Tampoco quiero profundizar en las diferentes cualidades y aspectos que todo orador o comunicador debe cuidar a la hora de actuar, porqué en definitiva de eso se trata, de actuar, de interaccionar con el público, sino que quiero en estas líneas hablar de otra cuestión que me preocupa más todavía.

Pongamos por ejemplo que hay tres tipos básicos de comunicadores o ponentes:

  • Un mal ponente y mal comunicador.
  • Un buen ponente que transmite las ideas muy claras, con un lenguaje directo y asequible a su audiencia
  • Y un buen ponente que más que transmitir ideas, abre interrogantes, hace pensar y reflexionar en el momento y en el post momento de la exposición. Aquel que de forma indirecta te manda “deberes” para casa. Por supuesto, éste, resulta más profundo y a veces inalcanzable para toda la audiencia.

Haciendo un símil con el mundo del cine, es como si hablásemos de películas, hay malas películas, hay películas que entretienen y pasas un buen rato, y también hay películas que además de dejarte un buen sabor de boca, te invitan a la reflexión posterior o incluso a la acción.
Y también es cierto que como en el cine, películas que a unos pueden gustar a otros no, ponentes que a unos pueden gustar, a otros no. O que en determinados momentos podemos querer evadirnos y ver una película que simplemente nos entretenga, y en otros momentos podemos querer ver una película que nos haga pensar, igualmente en una exposición podemos querer lo mismo del orador o comunicador de la misma.
Por todo ello, me planteo, ¿debe el comunicador tratar de dirigir su exposición por un camino u otro en función de lo que desea o espera la mayoría de su audiencia?, o bien ¿debe tratar de rizar el rizo y ofrecer un programa doble (como en el cine) en la misma intervención, pinceladas  sencillas y directas que entretengan, y también pinceladas más sugerentes y que fomenten la reflexión, el pensamiento crítico?.
Tras darle más bien muy pocas vueltas al asunto, llego a la conclusión fácil de que lo deseable es esta segunda opción, pero claro ésta requiere mucha destreza y saber hacer del comunicador y muchas veces ya bastante tiene con saber comunicar lo que de él se espera, así que tanto si es un comunicador que atrae y entretiene, como si es un comunicador que abre fronteras y crea retos e incertidumbres, yo lo prefiero de todas, todas, a un mal comunicador.
Y todo ello sin olvidar que en todo este proceso de la exposición, no debemos olvidar en ningún momento a la audiencia a la que vaya dirigida la intervención y que incluso en ésta hay también una componente intrínseca de cada uno de los individuos receptores de la misma, ya no solo por lo que cada uno de ellos espera o puede asumir de dicha intervención, sino del estado de ánimo y estado físico de los mismos, del interés y motivación por el tema, de la amistad y/o conocimiento que se tenga del orador, y un innumerable etc.

2 comentarios:

  1. Aunque sé que no me vas a creer, a mí me encanta tu estilo como orador: cercano, verosímil, tranquilo (ya sé que lo que va por dentro es distinto, me refiero a lo que transmites). No soy la única, ya viste nuestra reacción en Novadors11, todos con la boca abierta por el "tímido".
    Creo que voy a aprender mucho de esta serie de artículos que inicias, aunque una cosa es la teoría y otra la práctica. Por otra parte, aunque sabemos que todo se puede trabajar y mejorar, los hay que nacen sabiendo, con un estilo natural y otros que por mucho que lo intentemos, no llegaremos nunca a ser buenos oradores. Te dejo esa pregunta para la próxima entrega: ¿un orador nace o se hace?

    ResponderEliminar
  2. Gracias Ana
    Tomo nota de tu pregunta y trato de contestarte en una próxima entrega de "Cuadros" de una "Exposición".

    ResponderEliminar